REPULSIÓN
Es en la posibilidad de acceder a lo "clásico", lo "hecho" y lo "consumado" que, pese a siempre tener los ojos puestos en las nuevas propuestas, podemos de a poco apropiarnos también de aquello que por derecho propio a trascendido en el tiempo y que, más allá de constituirse en parte de una formación cinematográfica y cultural, nos proporciona la dicha de descubrir o reencontrar lo que siempre estuvo presente y ahora se revela por completo con toda su opulencia. REPULSIÓN, segundo film de Roman Polanski, cumple perfectamente con lo señalado. Es una obra tan imponte que verla constituye una experiencia ardua y por momentos demasiado exigente, pero es precisamente por esta razón que esta perturbadora película nos deja deleitados ante lo visto: cine del más alto nivel.