En una ceremonia totalmente deslucida y sin gracia (gran contraste con el evento conducido hace un año por
Hugh Jackman) se entregaron los
Premios de la Academia 2010. La gran sorpresa de la noche:
Avatar no monopolizó los premios como grandes producciones de este estilo lo han hecho anteriormente, incluyendo el propio
Titanic de James Cameron. En esta ocasión la industria de Hollywood optó por algo distinto aunque igual de predecible dentro del discurso ideológico norteamericano. Es así que una película bélica acerca de soldados americanos en Irak se impuso como la gran ganadora de la noche, e incluso hizo historia con un primer oscar a una directora de cine (esto a pesar de haber tenido grandes antecesoras que fueron nominadas en su momento).
Por otro lado, y más allá de la algarabía que armó la disputa de los principales premios de la noche por parte de una pareja de ex esposos, la verdadera y más interesante contienda se encontraba, a mi modo de ver, en la categoria más reñidas de la noche: mejor película extranjera. Con grandes competidoras, El Secreto de sus Ojos se alzó con la estatuilla por encima de películas como Un Prophète (Francia) y la mismísima La Cinta Blanca (Alemania). A pesar de la alegría por un premio no solo para Argentina sino para Latinoamérica, debo reconocer que mi apuesta y mi empatía se encontraban dirigidas hacia La Teta Asustada, de Claudia Llosa, por parecerme una propuesta mucho más interesante que la del director Juan José Campanella. En todo caso, bien por el cine de habla hispana y bien por el cine de "bajo presupuesto" que fue reconocido anoche.