CAMINO
La espera no fue larga (supongo que por sus 7 Goyas), y ya he podido disfrutar de la última película de Javier Fesser. Sin embargo, creo que "disfrutar" no es la palabra más idónea para referirse a Camino.
Debo comenzar diciendo que lo que más sobresale en este film es su discurso, pues resulta muy claro ante los ojos de cualquiera que Fesser no quiso en ningún momento mantener una mirada neutral sino todo lo contrario: el expresar con los recursos necesarios su posición ante el tema. Esto hace que la sufrida historia de esta encantadora niña se convierta en un todo un melodrama; una fantasía tan extrema como la propia historia de la cenicienta a la que la película continuamente alude.
Sin embargo, Fessel definitivamente logra que Camino conmueva hasta las lágrimas y que su postura ante el Opus Dei, por más incisiva y radical que sea, tenga validez.
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